Arranca junio y nuestras rutinas comienzan a cambiar y moldearse a planes más veraniegos. Aunque es una de nuestras estaciones favoritas, también debemos tener cuidado con los cambios que adquirimos en el día a día porque puede repercutir en nuestra salud bucodental.
Descuido de la higiene bucodental
El problema comienza al salirnos de la rutina a la que estamos acostumbrados, ya que esto puede llevar a un descuido de nuestra higiene bucodental: salimos más a comer fuera, alargamos las charlas en las terrazas con una bebida en mano y hacemos picnics en la playa o piscina. Esto hace que nuestros dientes y encías no tengan la limpieza diaria necesaria, lo que conlleva a un aumento de la placa bacteriana y a afecciones relacionadas con esta como la caries o enfermedades periodontales.
Además, la halitosis es más frecuente con la falta de higiene oral y con un habitual incremento de la ingesta de refrescos o bebidas alcohólicas. Para evitar el mal aliento, además de evitar estas bebidas, es importante beber mucha agua, que ayudará a hidratarnos y a segregar saliva.
Sensibilidad dental y traumatismos dentales
Ligado también a la alimentación, nos encontramos con la sensibilidad dental, ya que consumimos bebidas y comidas más frías.
Asimismo, con el aumento de nuestras actividades veraniegas también crece el riesgo de sufrir algún que otro traumatismo dental, en especial, los niños y niñas pequeños.
Algunas recomendaciones para evitar afecciones bucodentales
Nunca lo repetiremos suficientes veces: una rutina de higiene correcta es fundamental para que nuestros dientes y encías gocen de buena salud. No bastará con cepillarnos los dientes después de cada comida, también tenemos que vigilar el consumo de refrescos con gas o ácidos y del azúcar, que favorecen la proliferación de la placa bacteriana.
El contraste de temperatura entre lo que ingerimos y el ambiente, son un factor de riesgo para la sensibilidad dental. Para evitar molestias o su incremento es tan sencillo como vigilar cómo de fríos están los alimentos.
Por otro lado, darnos un chapuzón puede pasarnos factura. Un paso en falso puede derivar en un traumatismo dental, pero demasiado tiempo en la piscina, en contacto con químicos como el cloro, puede producir manchas en nuestros dientes.
No podemos olvidarnos que a estas recomendaciones, tenemos que sumarle la visita periódica al dentista para identificar y evitar cualquier tipo de patología en nuestra boca. ¡Así gozaremos de una salud de hierro todos los días del año!